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octubre 13, 2025

Ácaros Bajo Control: Estrategias Biológicas Que Están Revolucionando la Producción de Frutilla en el Mundo

Tabla de contenido

En las últimas décadas, el control biológico de ácaros en frutilla ha pasado de ser una alternativa experimental a consolidarse como una herramienta esencial dentro de los programas integrados de manejo. A medida que la frutilla se convierte en un cultivo de alto valor económico y de fuerte presencia global, el desafío de manejar plagas como Tetranychus urticae sin depender de agroquímicos tradicionales se vuelve cada vez más urgente. Los cambios en temperatura, humedad y radiación, sumados a la creciente presión regulatoria sobre residuos y sostenibilidad, están impulsando a la industria a replantear sus estrategias.

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Ejemplares adultos de Ácaro bimaculado o de dos manchas, una de las peores plagas en el cultivo de frutillas

El auge del control biológico responde no solo a razones ambientales, sino también económicas y técnicas. Las aplicaciones químicas repetidas, además de generar resistencia en las poblaciones de ácaros, afectan los equilibrios naturales dentro del sistema productivo. Esto repercute directamente en la salud de las plantas, en la rentabilidad del productor y en la percepción de los consumidores, cada vez más exigentes con la trazabilidad y sostenibilidad de los alimentos.

Contexto global: frutillas bajo presión térmica

El impacto del cambio climático sobre la dinámica de plagas es evidente. En regiones productoras del hemisferio norte, como California, España o Marruecos, los veranos más prolongados y secos han favorecido la multiplicación de poblaciones de Tetranychus urticae. Este fitófago, conocido también como ácaro rojo o arañita bimaculada, encuentra en el calor su mejor aliado: su ciclo biológico se acelera, aumenta su tasa de oviposición y las colonias alcanzan densidades críticas en cuestión de días. En contraste, los enemigos naturales suelen verse más afectados por las temperaturas extremas, generando un desbalance que exige nuevos enfoques.

Los investigadores del sistema de extensión agrícola de la Universidad de California (UC ANR) han documentado que en veranos especialmente cálidos, la eficacia de los acaricidas convencionales se reduce drásticamente, no solo por la adaptación de las poblaciones, sino también por la rápida recolonización de los brotes jóvenes. Este escenario ha puesto en evidencia la necesidad de estrategias sostenibles que actúen de manera continua, preventiva y ecológicamente estable.

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Superficie superior (izquierda) e inferior (derecha) de hojas de frutilla severamente infestadas por T. urticae.

En América Latina, la situación no es diferente. Chile, México, Perú y Colombia experimentan aumentos de temperatura en zonas tradicionalmente templadas, lo que ha incrementado la incidencia de ácaros en invernaderos y macrotúneles. La mayor frecuencia de periodos secos, junto con manejos intensivos y reducida biodiversidad, genera condiciones ideales para la explosión de plagas. Frente a este panorama, la introducción y establecimiento de depredadores naturales se presenta como una estrategia de resiliencia agrícola.

Avances recientes en control biológico

El control biológico de ácaros en frutilla se apoya principalmente en fitoseidos depredadores, capaces de mantener las poblaciones de plaga bajo niveles económicos de daño. Los más relevantes a nivel internacional son:

  • Neoseiulus californicus: especie robusta y adaptable, activa incluso en condiciones cálidas y secas. Su tolerancia a altas temperaturas (hasta 33 °C) lo convierte en un aliado valioso en sistemas mediterráneos y subtropicales.
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Neoseiulus californicus alimentándose de un ejemplar adulto de T. urticae.
  • Phytoseiulus persimilis: depredador voraz de T. urticae, con una capacidad reproductiva muy alta y excelente desempeño bajo condiciones templadas y húmedas. Ideal para liberaciones correctivas cuando la plaga ya está establecida.
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Phytoseiulus persimilis haciendo lo propio con un adulto de T. urticae.
  • Amblyseius swirskii: depredador generalista, que aparte de alimentarse de ácaros es capaz de alimentarse de trips, mosca blanca y polen, lo que le otorga persistencia en el sistema incluso cuando los niveles de fitófagos son bajos.
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El drepredador generalista A. swirskii alimentándose de un juvenil de trip.
  • Amblyseius andersoni: se adapta bien a ambientes de invernadero y campo abierto, con buena respuesta a temperaturas moderadas y climas templados.
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Amblyseus andersoni ya habiendo depredado un ejemplar de T. urticae,

Estos enemigos naturales han sido incorporados con éxito en programas de manejo integrado de plagas (MIP) en distintas regiones del mundo, demostrando que la clave no está solo en su liberación, sino en comprender su biología, su interacción con el ambiente y su compatibilidad con otros manejos agronómicos.

Los estudios más recientes del UC ANR destacan la capacidad de Neoseiulus californicus para mantener la depredación activa incluso bajo estrés térmico. En condiciones de 32 °C, este fitoseido conserva hasta un 80 % de su capacidad de alimentación y reproducción, mientras que otros depredadores reducen significativamente su actividad. Esto lo posiciona como un candidato clave para enfrentar escenarios de calor extremo, cada vez más frecuentes en la frutilla moderna.

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Ventajas del control biológico frente a esquemas convencionales

La transición hacia el control biológico no es solo una respuesta ambiental, sino una estrategia agronómica rentable. Al reducir la dependencia de productos químicos, los productores logran mayor estabilidad del ecosistema, mejor control de resistencias y menores costos asociados a la gestión de residuos y carencias. Además, los mercados de exportación, especialmente en Europa y América del Norte, valoran positivamente los sistemas de producción con enfoque sustentable.

El enfoque integrado combina monitoreo constante, umbrales de acción definidos y liberaciones programadas. En la práctica, un esquema correctamente implementado puede reducir hasta en un 70 % las aplicaciones de acaricidas sintéticos en comparación con programas convencionales. Esto no solo implica menos residuos en la fruta, sino también mayor seguridad para el personal y mayor sostenibilidad a largo plazo.

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Insectos benéficos de comprobada eficiacia alimentándose de Tetranychus urticae. De arriba a la izquierda en el sentido del reloj: Chinche pirata (Orius spp.), Destructor de Ácaros (Stethorus picipes), Larvas de Crisopas (Chrysoperla spp.) y Mosquita relámpago o Trip de seis manchas (Scolothrips sexmaculatus).

A nivel técnico, el control biológico también mejora la estructura del cultivo. Al no someter las plantas a estrés químico frecuente, se observa una recuperación más rápida del follaje, mayor tasa fotosintética y mejor balance entre crecimiento vegetativo y reproductivo. Los frutos tienden a ser más firmes y con mejor coloración, atributos claves en mercados exigentes.

Factores que condicionan la eficacia

El éxito del control biológico no depende únicamente de liberar enemigos naturales, sino de entender los factores que afectan su establecimiento. Entre ellos destacan la temperatura, la humedad, la densidad de plaga, la presencia de presas alternativas y la arquitectura del cultivo.

El microclima es determinante. Los fitoseidos necesitan cierto nivel de humedad relativa para completar su ciclo de vida, y su movilidad puede verse afectada por la textura de las hojas o el tipo de cultivo. Por ejemplo, en variedades con hojas más pilosas o rugosas, el desplazamiento de los depredadores puede ser más limitado, lo que exige ajustar la dosis y la frecuencia de liberación.

Otro aspecto clave es la compatibilidad con los tratamientos químicos y biológicos ya existentes. Algunos fungicidas, aceites o tensioactivos pueden ser tóxicos para los fitoseidos. Por eso, antes de aplicar cualquier mezcla, es esencial consultar tablas de compatibilidad y priorizar productos de bajo impacto, como jabones potásicos o extractos vegetales.

La nutrición del cultivo también influye. Plantas con exceso de nitrógeno tienden a tener tejidos más tiernos y jugosos, lo que favorece la proliferación de T. urticae. Mantener un balance adecuado entre nitrógeno, calcio y micronutrientes reduce el riesgo de infestación y crea un ambiente menos favorable para la plaga.

Estrategias prácticas para productores

Los programas exitosos de control biológico de ácaros en frutilla combinan medidas preventivas con acciones reactivas bien planificadas. Entre las recomendaciones más efectivas destacan:

  • Monitoreo semanal: revisar el envés de las hojas con lupa o lupa digital, registrando la presencia tanto de ácaros plaga como de depredadores.
  • Liberaciones tempranas: iniciar antes del aumento poblacional de T. urticae, especialmente en primavera o inicios de temporada.
  • Rotación de especies benéficas: combinar N. californicus para calor y P. persimilis para humedad, según la zona y época.
  • Ambientes equilibrados: evitar el uso innecesario de insecticidas de amplio espectro, mantener cubiertas vegetales o fuentes de polen que sirvan de refugio.
  • Compatibilidad química: verificar siempre la selectividad de productos antes de aplicarlos junto a los enemigos naturales.

Los técnicos que integran estas prácticas logran un equilibrio ecológico estable, con reducciones significativas en las densidades de ácaros, mayor vigor de plantas y menor presión de resistencia.

Desafíos y proyecciones

El principal desafío del control biológico de ácaros en frutilla es su integración en sistemas intensivos con alta rotación y demanda de uniformidad. Aún existen limitaciones logísticas, como la disponibilidad de enemigos naturales adaptados localmente, los costos de transporte y la conservación de la viabilidad biológica en ambientes de almacenamiento.

Sin embargo, las proyecciones son optimistas. La biotecnología está permitiendo desarrollar formulaciones más estables y resistentes a las fluctuaciones térmicas, mientras que los sistemas de liberación controlada y monitoreo digital (sensores, cámaras macro, inteligencia artificial) abren una nueva etapa en el manejo biológico de plagas.

El concepto de “agroecosistema inteligente” empieza a tomar fuerza: no se trata solo de aplicar enemigos naturales, sino de diseñar un sistema que promueva su permanencia. Esto incluye modificar microambientes, ajustar fertilización, incorporar refugios biológicos y mantener una cobertura vegetal que sustente biodiversidad útil.

Conclusión

El control biológico de ácaros en frutilla representa una herramienta sólida para la agricultura moderna, capaz de equilibrar productividad y sostenibilidad. Su adopción en distintas regiones del mundo confirma que es posible mantener altos rendimientos sin depender exclusivamente de químicos. Los productores que apuestan por esta estrategia no solo protegen sus cultivos, sino también el entorno y la viabilidad futura de sus sistemas productivos.

El futuro del manejo de ácaros dependerá de la capacidad técnica para integrar monitoreo, biología aplicada y adaptación climática. La frutilla, cultivo emblema de la innovación hortícola, ofrece un escenario ideal para demostrar que la ciencia, la tecnología y la naturaleza pueden trabajar juntas hacia un mismo objetivo: producir más, con menos impacto.

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